No digas nada

Película sobre un pintor que pinta realismo y abstracción. Todo es perfecto, pero un día el pintor habla con un multimillonario que le ofrece pagarle todos sus gastos de alojamiento a cambio de pintar un concepto más transgresor. Él acepta e intenta marcharse al descubrir que tendría que pintar a niños y niñas teniendo relaciones sexuales con hombres y mujeres adultos. A partir de ahí, llora desconsoladamente y queda atrapado en un contrato del que no puede escapar, pues de lo contrario le extirparían cualquier rasgo que lo definiera como artista. Con el tiempo, se vuelve indiferente para ellos y les deja pequeños gestos, como limpiarse los ojos con pintura o rozar algún color, o pequeños símbolos en su chaqueta de pintor. Introduce pequeñas distorsiones en sus obras para que, al verlas, la gente quede cautivada y las siga viendo en todos los lugares que visita. Finalmente, se realiza una redada y se descubre que alguien tenía un retrato pintado. Al ver una pequeña firma y notar los pequeños signos en la pintura, se le sigue la pista y se mantienen conversaciones secretas a través de mesas, utilizando un lenguaje de señas y gestos sutiles. El detective comprende la situación y trama cómo neutralizar al pintor, considerándolo malvado, para protegerlo en una instalación mientras se detiene a los villanos, ya que posee más pinturas en prisión. Sin embargo, por otro lado, sigue conectado con las élites pedófilas. Ahora, el detective traza un mapa y muestra las coordenadas de dónde se encuentran o lo que ve en sus visiones, según lo que le enseñaron.

En la película, descubrimos que ya no habla, solo para darnos cuenta de que le cortaron la lengua en algún momento sin que nos diéramos cuenta. La película termina con él pintando un retrato de sí mismo en la celda y una lágrima cae de su rostro mientras pierde el interés y quiere romper el pincel.