No hay estrellas en la ciudad

En esta ciudad no hay estrellas.

Una joven rusa vive encima de una tienda erótica. Ve entrar a chicas de su edad y no volver a salir. Finalmente, entra disfrazada y se encuentra atrapada, siendo la misma chica estigmatizada que antes, obligada a mantener a su familia en un país comunista. Su respiro de aire fresco se convierte en cigarrillos, pues sus condiciones laborales han empeorado drásticamente: agua potable en mal estado y un trato inhumano. Busca ayuda como sea, aunque con reticencia, anhela volver a saborear la libertad.

Finalmente, en la segunda temporada, encuentra a un hombre chino dispuesto a llevarla a su país para que encuentre refugio y sea tratada como una reina. Sin embargo, las prostitutas chinas perciben su naturaleza prostituta. Le preguntan cuál es su problema y la despojan de su buena fortuna. A partir de entonces, el hombre que la rescató no puede volver a verla, pues las mujeres la han desnudado en público, ya que en otro país estaría libre de pecado.

Más tarde, la misma organización rusa la encuentra de nuevo, pero se burla de ella, obligándola a abandonar su país para terminar prostituyéndose con los chinos. Una vergüenza. El ruso se lleva a la líder de las mujeres chinas de vuelta a Rusia, esperando recibir el mismo trato que ella en su país. Sin embargo, la rusa sabía que la habían maltratado y obligado a cometer actos aún peores. Finalmente, la mujer encuentra un día para escapar. Suenan las alarmas y la buscan. Está asustada y desnuda, y al ser china en Rusia, no hay nadie que la ayude... De repente, corre hacia un callejón y encuentra a un estadounidense que le tapa la boca mientras llora desconsoladamente, creyendo que la han capturado y la obligarán a regresar a ese infierno. Sin embargo, este hombre la ha estado vigilando y buscando la forma de liberar a todas las atrapadas bajo la misma situación. Viaja a Estados Unidos con el estadounidense y busca regresar a China para liberar a la joven rusa a la que maltrató.

Para cuando llegó al lugar, antes visitada por compatriotas adinerados con influencia política, la chica rusa había perdido su brillo, pero aún así la reconoció... "¿Eres tú?" Y lloraron juntas por un instante para que no se le corriera el maquillaje. "Vamos a sacarte de aquí, ¿de acuerdo?" La china le dice a la rusa que ella "puso allí..." "¿Cuánto por esta?", pregunta el estadounidense. "No está en venta. La conseguí mediante un acuerdo con la fiscalía. Cualquier otra cosa está bien". Pero el hombre insistía, amenazando con un holocausto nuclear total si no se le daba... a cambio de la mujer china. Pero la mujer temía... no quería regresar porque pensarían que la habían tratado bien, cuando en realidad era todo lo contrario. El estadounidense continúa negociando con el hombre, llevando a ambas mujeres afuera para despedirse... La china y el estadounidense trabajaban con rusos desde dentro y secuestraron a la persona que intentaba retener a la mujer. Ambas mujeres fueron llevadas a Estados Unidos. En Rusia, una guerra civil está en pleno apogeo, y los rusos mantienen cautivo al embajador del país...

La mujer solo puede esperar que esto libere de alguna manera a las demás que también se encuentran en situación de prostitución forzada. Ahora trabajan juntas y la película termina con ellas reflexionando sobre su trayectoria y la esperanza de un futuro mejor, mientras fuman un cigarrillo cada noche en memoria de la mujer que lo usa como un respiro, pues incluso en una tierra de libertad, se sienten esclavas del sistema al saber que sus compañeras siguen en la prostitución forzada, y lo mismo ocurre en todos los países y lugares del mundo.

"Me pregunto... si... algún día veremos las estrellas..."

[Pueden sentir sus temblores y sus jadeos... pueden sentir su dolor interior y sus gritos de auxilio... pues aquí les enseñaron que cada momento de estrés postraumático era alguien pidiendo ayuda] – [y así ayudan a dirigir dónde enviar ayuda en esos países con los hombres y mujeres de bien que desean una sociedad mejor para todos.]... cada paso, cada respiración, cada mirada... es un grito de auxilio.